RESIDENCIAS ALFONSO&GONZALEZ

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SU LUGAR EN CUBA

domingo, 16 de diciembre de 2012

CRIOLLAS GALIMATIAS

Criollas galimatías.

En los años 90 cuando la crisis económica nos obligó estar más al tanto de los problemas nacionales, los think tank  cubanos se enfocaron ansiosamente, en buscar los “estados de opinión”.
Intenté en aquellos aciagos días hacer mis propios análisis.
En aquel irreverente esfuerzo descubrí que un pronombre personal había cobrado una connotación especial en la jerga del ciudadano común. Aquel pronombre personal era ELLOS.
El pronombre Ellos martillaba en cada esquina y hacía pininos de boca en boca en forma de susurros.
Me emplee a fondo por saber quienes eran ellos. Pregunté por aquí y pregunte por allá.
Muchas respuestas coincidieron en que ellos son los que mandan, ellos son los que pueden, ellos son  los que viajan, ellos son los que tienen gasolina, ellos son a los que no piden el carnet de identidad, ellos son los que no hacen cola, ellos son los que tienen el muro alto, ellos son a los que nadie pueden detener, ellos son los de las piscinas, ellos son  los que trabajan en las firmas, ellos son los blancos de cuello blanco (esto me lo decían algunos negros), ellos son los hijos de papá, ellos son los que nunca se caen. Ellos definitivamente no éramos nosotros. Ellos eran una especie
de innombrable élite.
El pronombre Nosotros en la gesta revolucionaria por mucho tiempo fue el templo de la unidad nacional. Nosotros éramos todos, nosotros era como la insignia nacional, nosotros era como nuestra “FUENTEOVEJUNA” (1), nosotros era nuestro himno “sin cesar, ni burgués, ni Dios…” (2)
El nombre propio se diluyó dentro de la dinámica de la masa y el yo se convirtió en el discurso de la herejía.
Pienso que unos de los aciertos de la dirección del proceso revolucionario, ha sido haber logrado altos niveles de consenso en todas las épocas. El consenso ha sido un resultado casi mágico y el pronombre Nosotros, era su vivo testimonio
Un elemento que a mi juicio ha alimentado a ese “duende”, que buscan todos los políticos sensatos, ha sido la mística revolucionaria, independientemente que la mística revolucionaria, sigue siendo para mi como un viento del sur, como un insurto barco a contracorriente el cual constantemente hay que enrumbar.
Nuestra mística revolucionaria cimentada de mártires, héroes, medallas, sudores, sangres y desvelos, todavía alimenta la nación, pero a los hombres que les toque en el futuro dirigir el país, tendrán que gobernar en un escenario  cambiante y la “gloría que se ha vivido” ayer, quizás no será suficiente para el aval político de los actuantes.
Ellos entonces tendrán necesidad de proyectarse sobre nuevos quehaceres y métodos y por esa vía, obtener el reconocimiento social que logre hacer sobrevivir el consenso disfrutado hasta hoy.
Quizás el nuevo “Pacto Social”, haga prevalecer por sobre todas las cosas el talento. Ojala.
Se requiere mucha inteligencia para lidiar con los nuevos retos que nos imponen la geopolítica, la avaricia de las trasnacionales y las nuevas formas de guerra desde un país tan pequeño, como Cuba.
No podemos dormirnos en los laureles, cuando hay elementos que subyacen en la memoria nacional de las “no conquistas del Socialismo” y en los errores lógicos, de toda obra humana.
Nuestro sol también tiene manchas y no todos están agradecidos.
Soy de la idea que la ingobernabilidad en un país, no se manifiesta sólo en la oposición armada y acciones contestarías. La ingobernabilidad tiene altas dosis de indiferencia y evasión y donde existe ingobernabilidad, no hay consenso.
Independientemente de los intereses ocultos y manifiestos y la guerra mediática, la falta de consenso en Libia le sirvió a la OTAN para su intervención. Esta es una lección que no debemos soslayar.
Como tenemos sólo un Partido, hay que cuidarse mucho que el Partido no sea sólo el Partido de ellos, sino el Partido de todos nosotros, ya que de lo contrario ellos y nosotros estaríamos militando en partidos diferentes.

Carlos Venecia
Analista Político


(1)Fuenteovejuna es una obra teatral en tres actos escrita por Lope de Vega, una de las más importantes de su prolífica carrera creativa. Fue publicada en Madrid en 1619 dentro del volumen Docena Parte de las Comedias de Lope de Vega Carpio.
(2)Himno Socialista.