Aún
es difícil hacer un pronóstico acertado, de la afectación del
huracán Irma a Cuba, pero ya se puede estimar que, es muy difícil
alcanzar la cifra planificada de crecimiento del PIB del 1% para
este año. Esto debe implicar que el país seguirá en recesión
económica o en un bajísimo crecimiento. Un estimado conservador
estaría en alcanzar entre un 0.6 a un 0.8% de crecimiento en el
2017.
Históricamente, ha sido en el primer semestre del año que se ha
alcanzado un crecimiento superior, por la presencia significativa de
la zafra azucarera en ese periodo; así como tres meses de la
temporada alta del turismo. En este último sector el huracán provocó
afectaciones, cuyos efectos negativos se hacen sentir, dado el peso
que han tenido los servicios en la economía, así como en otros
aspectos. Considerando que en el primer semestre del 2017 la
economía solo pudo crecer en un 1%, habría sido necesario un
esfuerzo descomunal en el segundo semestre, para poder intentar
crecer por encima del 1%. El embate del huracán, con sus
afectaciones al turismo, la agricultura, la industria azucarera,
entre otros sectores, sumado al recorte de importaciones que se
había previsto para el segundo semestre, y la afectación que podría
traer la disminución de visitantes de Estados Unidos, a consecuencia
de las medidas anunciadas por la actual administración, tan hostil a
Cuba, ponen en riesgo las aspiraciones del gobierno cubano en lograr
salir de la etapa recesiva que experimenta la economía.
Las
remesas, una importantísima fuente de ingresos al país, han
continuado creciendo, como ayuda a las familias cubanas afectadas
por los ciclones, así como destinadas a la formación de capital de
trabajo, para negocios privados, a pesar de la suspensión de las
licencias. Sin embargo, estos envíos podrían afectarse en los meses
finales de 2017, a causa de los gastos que deben realizar los
cubano-americanos residentes en Florida para arreglar sus viviendas
dañadas por el ciclón, que también afecto a esa región. Del mismo
modo, deben disminuir por el recorte de las visitas de familiares
cubanos a Estados Unidos derivado de la reciente suspensión de visas
para visitar ese país.
En
el mes de septiembre, el número de turistas disminuyó 50%. Esta
situación es típica de la temporada baja, pues la alta comienza en
noviembre. Las autoridades del turismo han expresado que las
instalaciones afectadas se recuperaran para esa fecha. Se debe
recordar que en los primeros seis meses de 2017 el turismo había
crecido. Hasta junio del 2017 se habían recibido 2 668 446
turistas, mientras que en 2016 fueron 2 165 576, lo que representa
23,2% de crecimiento. Aunque se en 2017 sobrepasar el récord de 4
millones de turistas del año pasado, el plan de llegar a 4.7
millones resulta difícil de alcanzar.
En
el 2017 se había planificado el mayor déficit presupuestal de los
últimos años, 12% con respecto al PIB. De manera que los gastos que
ha traído aparejado la devastación del ciclón para resarcir perdidas
a la población y a la actividad económica, podrían incluso
sobrepasar ese indicador.
La
caída de los ingresos, tanto de bienes como de servicios,
provenientes de Venezuela, junto a la caída de ciertas exportaciones
cubanas, conllevó un recorte drástico de las importaciones en más de
1500 millones de dólares para el segundo semestre del 2017. Hay que
recordar que el intercambio comercial con Venezuela se redujo de 8
500 millones en 2014 a 2 200 en 2016, y que la tendencia en 2017 no
es a la recuperación. La gran inestabilidad económica de ese país
también afecta la economía cubana.
Por
otro lado, la inversión extranjera no ha dado los resultados
esperados, pues no aporta los recursos previstos. Según algunas
fuentes, hay empresas aprobadas para la zona del Mariel cuyo avance
se hace lento o engorroso, a causa de los trámites burocráticos.
Aunque en la próxima Feria de la Habana deben anunciarse nuevos
negocios, hasta ahora se muestran pocos avances. Algunas compañías
hoteleras presentes en Cuba, asociadas con Gaviota, se han retirado,
por discrepancias sobre los nuevos contratos.
Las
tensiones surgidas en torno a supuestas afectaciones a la salud
entre funcionarios de la delegación diplomática norteamericana en La
Habana, la reducción del personal en ambas embajadas, y el cierre de
los visados a cubanos para viajar a Estados Unidos, agregan un nuevo
componente al deterioro de las relaciones entre ambos países, lo que
puede desencadenar nuevos conflictos. Hasta el momento, sin embargo,
las pocas actividades económicas se mantienen igual, las rutas
aéreas y los cruceros siguen operando, y la empresa Sheraton
mantiene su actividad en un hotel cubano.
Según algunos expertos cubanos, en este año se mantendrá la recesión
económica o habrá un crecimiento insignificante. Con solo observar
la disminución de los inventarios de mercancías en las tiendas en
divisas, antes y después del ciclón, ya se puede percibir ese
efecto.
La
situación económica en el último trimestre de 2017, más tensa y
compleja de lo que se esperaba, constituye un verdadero desafío para
la política y la sociedad cubanas.