Los dos sordos del arte
Merece
un breve análisis el caso de Goya en sus Pinturas Negras, que el
artista aragonés pintó como decorado de la llamada Quinta del Sordo,
lugar situado en las afueras de Madrid adonde se había refugiado para
convalecer de una enfermedad. Es un conjunto pintado por Goya al término
de su vida, cuando apenas veía. El arte de pintar es labor manual de
quien fabrica con sus manos objetos que resultan de su lucha con la
materia. Es el artista el que inventa las formas estéticas para elevar
la forma a su más alto nivel. De Goya se ha dicho que poseía una mediana
formación intelectual, y los que lo han estudiado tienen el
convencimiento de que su obra es un enigma. En todo pintor hay una
evolución que desarrolla la inventiva del artista: es artesano primero,
luego artífice y finalmente artista, y el pintor aragonés de Fuendetodos
cumple esta última exigencia de la creación. La obra negra es un mundo
nuevo de su producción, y resaltan en él las sombras con las cuales el
pintor cierra su tarea creativa. ¿Qué quiso expresar en sus Pinturas
Negras? Todavía se formulan hipótesis acerca del significado de estas
pinturas, y ninguna simplificación puede aclarar la intención del
artista: nunca puede alcanzarse la intención del artista al formar su
obra.
Se
han comparado las Pinturas Negras con los últimos cuartetos para
cuerdas de Beethoven, por constituir en ambos artistas las formas
esenciales de su aventura artística y el abandono de los caracteres que
definían su manera anterior de crear arte. En las Pinturas Negras
prevalecen los tonos negros que dan al conjunto un significado fantasmal
y se eliminan los componentes táctiles o de modelado escultórico, para
dar a las figuras el carácter de apariciones gestuales que después el
expresionismo desarrollará libremente. Deformidad de los rostros que
parecen haber quedado en esbozo, temas mitológicos distorsionados para
dar mayor efectividad a lo siniestro, el uso de una escenografía
teatral.
Saturno
devorando a sus hijos sea quizá la prueba demostrativa de mayor fuerza
de lo que se ha dicho, al igual que Aquelarre (el Gran Cabrón), donde el
demonio con la apariencia de un macho cabrío se viste de monje, rodeado
de hechiceros, en una lúgubre escenografía. Las parcas goyescas dibujan
al hombre en situaciones de desesperación, cercenan la vida después de
crearla, en imágenes grotescas que bien pudieran tener como fondo
musical los cuartetos finales del otro gran sordo, el de Bonn. Las
apariciones de la Serie Negra sufren el acoso de una indeterminación de
formas, en un fondo ocre y negro que parece devorar las figuras.
Goya
presenta la España negra y absolutista devoradora de sus hijos, y
exhibe la idiosincrasia española con el tema alegórico de la brujería.
Ramón Gómez de la Serna resumió el tenebroso mundo pictórico de Goya, al
decir: “Todos esos conjuntos carboneros, pintarrajeados con
nocturnidad, apedreados de gritos y cuajados de incrustaciones, que
llenan las paredes de su casa, son engendros de quien comprende la vida y
su revés misterioso. Buscaba una reacción, quejas sin sentido contra
las pusilanimidades del mundo…”
Goya
y Beethoven, dos artistas unidos por un destino común: la soledad y la
ruptura con las formas tradicionales de su propia creación artística.
No
todo lo real es racional; lo monstruoso también pertenece a la esencia
humana. En Goya se refleja la sombra que cubre el instinto y su
manifestación siniestra.
El
arte se balancea entre dos extremos: la belleza y la fealdad, y en
ambos casos se trata de una creación artística, estética porque conmueve
la sensibilidad. Lo siniestro es aquello que está presente en toda
percepción humana pero debe mantenerse oculto. Cuando se revela ocurre
la ruptura con el efecto positivo de la belleza de la obra. Goya guardó
el efecto siniestro detrás de un manto de familiaridad; pero lo reveló
en sus pinturas negras.
La
Gran Fuga de Beethoven puede calificarse como única. Es una expresión
lunar de la música, por su color de palidez mortal y por su forma nueva,
con rupturas y silencios que nos recuerdan el espacio tenebroso de
Francisco de Goya.