El dengue hemorrágico mató a un centenar de niños cubanos.
La guerra biológica afectó también a los seres humanos, en 1983 se desató una sorpresiva epidemia de Dengue Hemorrágico, una enfermedad muy letal que no existía en Cuba. Causó la muerte de 154 personas, entre las víctimas hubo 110 niños. Esa acción la ejecutó un grupo opositor radicado y protegido por los EEUU. El hecho fue confirmado por el anticastrista cubanoamericano Eduardo Arocena ante la Corte Federal de New York en el año 1984.
Los documentos demuestran que las autoagresiones formaban parte de la estrategia contra Cuba. La CIA proponía incluso acciones dentro del territorio estadounidense contra los propios anticastristas, sus supuestos aliados. “Podríamos desarrollar una campaña de terror Comunista Cubano en el área de Miami, en otras ciudades e incluso en Washington”, dicen los documentos que proponen poner bombas y asesinar a líderes del anticastrismo en los EEUU. “La campaña terrorista podría apuntar a los cubanos que buscan refugio. Podríamos hundir un bote con cubanos en ruta hacia la Florida”, escribieron y agregan que da lo mismo provocar un hundimiento “real o simulado”.
Los documentos desclasificados dejan entrever que el asesino de Kennedy podría haber sido agente de la CIA.
“La joya de la corona” de estos documentos es la posible vinculación entre los servicios de inteligencia de EEUU y el único asesino detenido tras el atentado de JFK. El exmilitar estadounidense Lee H. Oswald visitó la embajada de Cuba en México solicitando visa poco antes del magnicidio. Si se confirma que era agente de la CIA quedaría en evidencia el intento de vincular a La Habana con los disparos de Dallas.
En uno de los documentos desclasificados se revela que los miembros de la Comisión Warren, que investigaba el asesinato, preguntaron al subdirector de la CIA, David Bellin, si Oswald era un agente de esa agencia de inteligencia. La pregunta se queda sin respuesta porque está escrita en otros documentos que permanecerán escondidos de la opinión pública por un cuarto de siglo más.
Los documentos desclasificados llegan en un momento muy interesante, cuando Washington está acusando a Cuba de agredir a los funcionarios de su embajada en La Habana con una fantástica arma acústica. Seguramente no es casual que los primeros afectados por los supuestos ataques hayan sido los agentes de la CIA que operan clandestinamente en Cuba, bajo la cobertura diplomática. Será muy descabellado pensar que se trata de un nuevo plan autoagresión? Tal vez tengamos que esperar 50 años más para que se desclasifiquen los documentos de la historia que los “chicos de Langley” escriben hoy.